Resumen
El convento de franciscanos descalzos de Huéscar, desamortizado en 1836 y muy transformado, conserva un conjunto de pinturas murales, único testimonio del ciclo pictórico de exaltación de la Orden y carácter piadoso que adornó sus muros. Entre 2020 y 2021 se acometió su restauración en dos fases, dentro del Plan de Activación Municipal de Huéscar, que permitió consolidar las pinturas existentes y descubrir otras que permanecían ocultas. Las grisallas se distribuyen entre la llamada Sala de Teólogos y el claustro, y a la metodología de intervención se acompañan un estudio histórico-artístico e identificación iconográfica.
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